Apto para todo público

Cuando intentamos hablar de cine independiente encontramos ya en el comienzo mismo de la discusión un inconveniente serio: ¿qué es el cine independiente? ¿Cuándo podemos asegurar que un film pertenece a ésta categoría? Encontrar una única respuesta puede llegar a ser muy dificultoso y hasta conflictivo. En lugar de manejar definiciones y discutirlas creo mucho más sensato ofrecer algunos ejemplos.
Una película argentina como “Esperando la Carroza” puede ser considerada independiente si la entendemos como generada dentro del Tercer Mundo, fuera de Hollywood. Pero dentro de nuestro país podrían señalarla como un film pura y exclusivamente comercial. Además nadie arriesgaría a decir que es una obra de arte experimental. Entonces, ¿es o no es independiente?
Las películas de Woody Allen, al margen de la industria Hollywoodense, ¿son independientes? El único caso que todos estaríamos de acuerdo en catalogar dentro de está condición es por ejemplo “Mundo Grúa” de Pablo Trapero, un cine de bajísimo presupuesto con una propuesta muy diferente a la que estamos acostumbrados. Su segunda obra, “El Bonaerense”, que algunos citan como clásico cine independiente, ya no es de bajo presupuesto y tuvo una más que amplia difusión comercial, ¿podemos decir que pertenece 100% a ésta categoría? Otra vez las respuestas pueden ser muy disímiles.
Creo que al hablar de cine independiente lo mejor es intentar usar un recipiente muy grande que nos permita ingresar una amplia variedad de ingredientes, ¿el resultado?, una “mistura” de puntos de vista muy diferentes que tienen en común la independencia de algún tipo, cualquiera sea su definición u origen. Este contenido tan vasto enriquece la acepción misma de la condición y nos permite a nosotros como espectadores ejercitar la mente mucho más allá de un simple film “para pasar el rato”.
De esto se trata el BAFICI, una gran mezcla de miradas de todo el mundo que nos enseña a explorar terrenos distintos, nos deja transformarnos durante 12 días en aventureros dispuestos a adentrarnos en selvas totalmente desconocidas (y a veces no tanto). Es imposible que en esta ardua tarea no encontremos desiertos, pero hasta en ellos se puede divisar un oasis. El secreto está en “arriesgarse”.
Se que resulta muy difícil ir al cine y dejar de ver “la última de la Guerra de las Galaxias” o “de American Pie”, pero la idea no es dejar de hacerlo sino alternar cada tanto con un cine que nos permita entrenar nuestra inteligencia un poco. Es como ver todos los días a Tinelli o a Susana, no hay que dejar de hacerlo, hay que alternarlo con algún documental o programa cultural. Es como leer todos los días el diario pero cada tanto leer un poema de Neruda o un cuento de Benedetti. Al que solamente lee a Borges también le sugeriría que cada tanto vea Indomables, porque en la variedad reside la libertad. Sólo es libre quien tiene “capacidad” para elegir, y ella se adquiere probando cada tanto una alternativa nueva. No puedo elegir si no tengo mínimamente 2 alternativas.
Un festival de cine independiente es una oportunidad única de correr un riesgo, de escaparle a la monotonía de no tener opciones en cartelera. Y lo mejor es que está al alcance de todos. Tenemos en Buenos Aires un festival al que se le podrán criticar muchas cosas pero que casi logran pasar desapercibidas dentro del mundo de miradas y opciones que ofrece. Estoy convencido de que cada evento que pasa son muchos más los que se juegan, simplemente hay que observar las estadísticas de las últimas ediciones.
Mi objetivo es decirles que en el BAFICI pueden ver el “cine independiente” que definimos como esa amplia mezcla de miradas de todo el mundo, entre las que hay ficción, documental, animación, dramas, comedias, suspenso, costumbres, rarezas, países, estados, provincias, ciudades, pueblos, campo, color, blanco y negro, altos, bajos, lisos, rayados, 35mm, 16mm, video, trípode, cámara en mano y todo lo que se les pueda ocurrir o imaginar (y más también).
Y solamente hay que arriesgarse…, porque es APTO PARA TODO PÚBLICO.-

uN NaDiE